Muchas veces, no fuí elegida. No me eligieron para un trabajo que quería hacer, no me eligieron como amiga y, donde más dolió, fue cuando no me eligieron como pareja de quien yo si quería. Y diré que, más allá del dolor pasajero, fui aprendiendo a elegirme.
Cuando no me elegía, no me buscaban, o no me encontraban, o simplemente parecia invisible. No me veían. Y allí se me plantearon dos posibilidades: Comenzaba a querer agradar, buscar aprobación, sobre adaptarme a todo lo que imaginaba que debía hacer para ser visible a los ojos de los demás o me elegía a mi primera.
Las metas dejaron de ser tener una pareja, conseguir ese trabajo o encajar en ese grupo de amigos, sino que me dediqué a ser más amable conmigo, valorarme, conocerme y sobre todo ser el primero en hablar bien de mí. Puedo decir que muchas veces no soy elegida, porque es natural que así sea, todos tenemos valores diferentes, pero ya no lo tomo personal, ya no hay dolor, solo compressión y aceptación.
Hoy, ya no me escondo ante el elogio, pero tampoco lo busco. Mis críticas son para crecer, no para minimizarme. Valoro de mí lo que quizas nadie más puede valorar. Y, también, me cuido, no abro la puerta a quién no pueda respetarme y, genuinamente, dejé de elegir y hasta de perseguir a quien no me elige.
Hoy soy una mujer que rompe esquemas, la de los sueños rotos y grietas en todas partes, que llora en silencio y rie como loca, ave libre y salvaje que todo lo que toca se vuelve un viaje al paraiso.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS
~ vive salvaje y libre ~
HOY ME ESCOJO ME PREFIERO