Si bien el talento es un don con el que podemos aportar valor añadido, el propósito es el sentido, la dirección y la finalidad trascendente que le damos a nuestra función profesional. Por ejemplo, alguien que tenga la habilidad de liderar, organizar y gestionar puede poner estas facultades al servicio de diferentes propósitos, como la creación de fármacos, la venta de coches o la revolución del sistema educativo. Si bien el talento tiene que ver con qué hacemos, el propósito señala el para qué lo hacemos.
Podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos, siempre y cuando hayamos nacido para ello. Y es que no es una cuestión de voluntad ni de perseverancia, sino más bien de escuchar y seguir a nuestra voz interior. Principalmente porque no elegimos lo que nos apasiona, sino que más bien nos elige a nosotros en función de la esencia que trajimos con nosotros al nacer. ¿A qué nos dedicaríamos profesionalmente si no tuviéramos que ganar dinero? Saber la respuesta a esta pregunta no tiene precio.
Este descubrimiento suele venir primero de la mano de un hobby, el cual convertimos en una labor de voluntariado y finalmente en un trabajo vocacional remunerado. Es esencial que primero creamos en nosotros mismos, para luego crear a través nuestro algo valioso que aporte valor y que esté alineado con nuestros valores. Actuando de este modo estaremos sembrando abundancia y prosperidad en nuestra vida, tanto a nivel espiritual como económico
GRACIAS GRACIAS GRACIAS
~ vive salvaje y libre ~
30 de junio de 2023
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Edurne Ferrero
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30 de junio de 2023
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