Cuando hay libertad, no hay contracción, hay expansión.
Cuando hay libertad no hay miedo de perder, pues nada autentico se gana o se pierde.
Nada ni nadie puede jamás robarte tu libertad, ni tan siquiera pueden tocarla. Porque la libertad es el centro mismo de la existencia, el centro mismo de tu propio Ser.
Intentar encadenar las cosas o las personas no es sino tan solo una ilusión. Una ilusión procedente del miedo; miedo a perder. Tememos perder lo que, además, nunca fue nuestro.
Lo que procuramos agarrar ni tan siquiera es tangible. Son solamente nuestros pensamientos y creencias. No sueltas a una pareja, a un amigo o a un trabajo que se va; sueltas su pensamiento.
Queremos las cosas a nuestra imagen y semejanza. Queremos que las personas cumplan nuestras expectativas e inconscientemente tratamos de manipular los acontecimientos para que así sea.
Dirigir, manipular, forzar… hay mucha tensión en eso… demasiada…
En la libertad hay relajación. La libertad es consciente de todo lo que va y viene, y jamás intenta agarrarlo. Es consciente de la impermanencia, consciente de la infinita perfección, consciente de la eternidad…
Soltar una emoción es libertad. Soltar un pensamiento es libertad. Y en esa libertad hay una profunda relajación. El mismo acto de soltar es relajación. Soltar es abrir. Intentar agarrar es cerrar.
Libertad es no reclamar nada como propio. Es permitir el ir y venir de todas las cosas. Es la confianza de que el camino perfecto ya ha sido trazado. O más bien, de que el camino perfecto se está trazando siempre a sí mismo. Imprevisible, espontaneo y libre.
El lugar donde la libertad reside, es el lugar más apacible y hermoso que verás brillar en un ser humano; su corazón.
Aquel que permite a todo lo que ha sido creado manifestarse en absoluta libertad, ese es el que es absolutamente libre.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS
~ vive salvaje y libre ~
QUERIDO SER HUMANO