Una actitud inteligente que debemos cultivar, si amamos la verdad, es preguntarnos: Si existe una inquietud, una insatisfacción en mi vida, si hay una ansiedad que pueda derivar en estrés o depresión, ¿por qué no analizo a qué se debe?
Estamos identificados con el pensamiento, creyendo que somos eso. No somos conscientes de que lo que vemos es una proyección desordenada, sin armonía, donde nos movemos entre luchas e inquietudes sin fin. No hemos comprendido hasta qué punto el lugar desde donde estamos crea nuestra vida.
Nuestra posición interna está creando el mundo en que vivimos. Esa realidad no nos viene dada desde fuera; se está fabricando continuamente desde nuestras conciencias. Cuanto más se vive a partir de imágenes exteriores, más fuerte es la sed interior, porque más lejos se está de la realidad, y esa lejanía conlleva sufrimiento. Cuanto más me alejo de mi propio ser, más necesidades tengo.
No queremos mirar de frente a los hechos: ¿Por qué los seres humanos enferman cada vez más? ¿Por qué tanta tensión nerviosa? ¿Por qué los alimentos están cada vez más contaminados? ¿Por qué la vida es tan artificial y consentimos todo esto?
Queremos pasar inadvertida la raíz de tantos deseos equivocados que conducen, más tarde o más temprano, a la infelicidad. El camino es errado, ahora como en todas las épocas, cuando se vive a partir del error.
Recuerda: Sin conciencia, todo progreso se convierte en riesgo.
ADENTRARSE