Muchos dicen: “Sonreír no cuesta nada”, Yo pienso que cuesta mucho, no tiene precio, es invaluable. Dibujarla en un rostro es más bien el mejor de los regalos y por eso la brindamos sin pensar en lo que vale. Entonces, no es que no cueste, sino que lo vale todo, rompe los ambientes tensos, ilumina los ojos tristes, ayuda a olvidar las penas, así sea por momentos breves. Transforma vidas, cuando además se brindan las manos tibias para calentar el alma y levantar los ánimos. Una sonrisa contagia y derrite, según quien la brinde y cual pueda ser el momento. La sonrisa se agradece y pocas veces se olvida, ablanda lo que muchos actos endurecen; crea vínculos así sean temporales, con un saludo en la calle o en las charlas informales. O acercan hasta compartir las vidas cuando hechizan y se quedan juntas para siempre.
No es necesario ni hablar cuando unas sonrisas se cruzan y unos ojos bien se miran, no es necesario tocar, solo el estar hará el milagro; se sentirá un cosquilleo que no requerirá explicaciones, es que ni siquiera se ameritan. Solo sonreír en silencio es suficiente aunque brote ese bullicio, (unas tenues risas), que sin ser palabras, las sabremos entender y nos dirán más de lo necesario en complicidad con las miradas que no saben mentir y nos dicen la verdad de desnudos sentimientos.
Estamos hechos para compartir, solos no se llega muy lejos; a veces se compite, pero la idea es no hacernos daño, no lastimarnos ni por dentro y mucho menos por fuera; en cualquiera de las dos formas han de quedar cicatrices que no se borran ni se olvidan, aunque digamos que sí, algo queda por ahí que de todos modos duele. Seamos seres valiosos; que se note en las sonrisas, en las manos que alivian y que abrazan, en los ojos que miran con ternura y con respeto, que saben escuchar así no se diga nada, pues ya con estar ahí es más que suficiente… es lo que basta.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS
~ vive salvaje y libre ~
9 de mayo de 2023
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Edurne Ferrero
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9 de mayo de 2023
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